Andrés Laurlund, Gerente de Granizo y de la Agencia Tres Arroyos, de Allianz Argentina, analiza el impacto del cambio climático y las variaciones del mercado en el sector, destacando las dificultades que enfrenta el negocio asegurador. En esta entrevista, explica cómo las compañías adaptan sus coberturas ante las demandas crecientes de los productores agropecuarios y los retos que impone el clima cada vez más impredecible.
La última campaña agrícola, marcada por un clima impredecible y la alta demanda de coberturas específicas como las heladas, presentó un reto considerable para las aseguradoras que operan en el sector agropecuario. Andrés Laurlund, especialista en seguros agropecuarios de Allianz, describe un panorama que se repite con frecuencia en el rubro. “La situación se vuelve complicada cada año hasta que se acomoda”, comenta.
Este tipo de complicaciones suele surgir no solo por las inclemencias del clima, sino también por la necesidad de ajustar las coberturas según las demandas del mercado y las restricciones de las aseguradoras. Para Laurlund, uno de los aspectos más destacados de la última campaña fue la alta demanda de coberturas por heladas, que obligó a las aseguradoras a ser más selectivas en la elección de los riesgos que asumirían. “Hubo que hacer una selección de riesgos más restrictiva debido a la alta demanda del adicional de heladas”, explica.
Esta selección no fue homogénea en todo el territorio. En algunas regiones particularmente propensas a las heladas, Allianz y otras compañías adoptaron políticas más restrictivas, mientras que en otras se ajustaron las coberturas y los precios. Esto dejó a ciertos productores sin acceso a seguros en determinadas zonas, lo que incrementó su exposición al riesgo.
La respuesta de Allianz a las heladas y sequías
Allianz, una de las principales compañías de seguros en el mercado agropecuario, ha mantenido su enfoque en el seguro de granizo, pero ha expandido su oferta de coberturas adicionales en función de las demandas de los productores. “Seguimos con nuestros principales riesgos, que son el granizo y los adicionales de heladas y vientos”, señala Laurlund. No obstante, las coberturas por heladas han ganado un protagonismo especial en las últimas dos campañas, debido a la ocurrencia recurrente de este fenómeno en regiones clave como la zona núcleo del país.
“La demanda de coberturas por heladas ha sido significativamente mayor en los últimos años, especialmente en zonas centrales como la pampa húmeda”, comenta. Esto se debe, en gran medida, a que los productores experimentaron pérdidas por heladas en campañas anteriores, lo que los ha llevado a buscar seguros adicionales para mitigar ese riesgo. “Los productores tienen el recuerdo fresco de las heladas anteriores, y eso les hace buscar mayor protección”, explica Laurlund.
Sin embargo, no todos los productores optan por estas coberturas adicionales debido a sus altos costos. Las coberturas por heladas tienden a ser más caras que las coberturas estándar de granizo, lo que lleva a algunos productores a dudar a la hora de contratarlas. “Los precios de los seguros por heladas son altos, lo que genera una pausa en la decisión de los productores”, dice Laurlund, haciendo alusión a la constante necesidad de evaluar costos y beneficios en el sector agrícola.
Además de las heladas, las sequías continúan afectando de manera significativa a varias regiones del país. “Hoy en día, muchas zonas enfrentan sequía, aunque algunas, como Córdoba, han comenzado a mejorar tras períodos prolongados de falta de lluvias”, explica. Las sequías, al igual que las heladas, aumentan la preocupación de los productores, especialmente porque en ciertos casos incrementan la probabilidad de eventos climáticos más graves, como las propias heladas. “Cuando hay sequía, la probabilidad de heladas aumenta, lo que suma un riesgo adicional”, afirma.
El papel del asesoramiento técnico en la contratación de seguros
Una de las principales funciones del productor de seguros, según Laurlund, es brindar un asesoramiento adecuado a los productores agropecuarios. A diferencia de otros tipos de seguros, como el del hogar, los productores agropecuarios suelen tener un conocimiento más profundo de los riesgos a los que están expuestos. “El productor agropecuario, en general, conoce bien sus riesgos, pero es fundamental que el productor de seguros explique las diferencias entre las coberturas y cómo funcionan”, señala Laurlund.
El asesoramiento técnico es crucial para que los productores entiendan las complejidades de las coberturas disponibles. Aspectos como los deducibles, el momento exacto en que comienza y termina la cobertura, y cómo se ajustan los seguros según el ciclo del cultivo son factores clave que pueden influir en la decisión de contratación. “Explicar cómo funcionan los seguros en cada etapa del ciclo es vital para que el productor entienda los beneficios y limitaciones de cada cobertura”, destaca Laurlund.
Por ejemplo, los seguros por heladas pueden tener un impacto significativo en las primeras etapas del ciclo de crecimiento, lo que hace necesario que los productores se aseguren en el momento adecuado. Además, factores como las fechas de siembra y cosecha también deben ser considerados, ya que el riesgo de eventos climáticos puede variar dependiendo de cuándo se realizan estas actividades. “Si las fechas de siembra son tempranas, el riesgo de heladas es mayor; si son más tardías, ese riesgo disminuye”, explica.
El asesoramiento técnico no se limita únicamente a cuestiones de cobertura. La administración y gestión de las pólizas también son áreas en las que el productor de seguros juega un rol fundamental. “Emitir la póliza correctamente, chequear las cláusulas y gestionar el pago de siniestros son tareas clave que también requieren acompañamiento”, comenta Laurlund. Este tipo de seguimiento es fundamental para garantizar que los productores estén cubiertos ante cualquier eventualidad y que los siniestros se manejen de manera eficiente.
El impacto del cambio climático y el mercado en la demanda de seguros
El cambio climático ha tenido un impacto significativo en el sector agropecuario, tanto en términos de producción como de la demanda de seguros. Laurlund señala que, cuando las condiciones climáticas son favorables y los precios de los cultivos están en niveles elevados, la demanda de seguros tiende a aumentar. “Cuando las condiciones climáticas son buenas y los precios están altos, los productores buscan asegurarse más”, afirma.
Sin embargo, cuando las condiciones no son favorables, tanto climática como económicamente, la demanda de seguros tiende a caer. Este patrón de comportamiento es típico en un mercado volátil como el agropecuario, donde los productores deben sopesar constantemente el costo de asegurarse contra el riesgo de no estar protegidos. “Cuando las condiciones no son favorables, la demanda cae”, comenta Laurlund.
Además de la demanda fluctuante, el cambio climático también afecta las primas de los seguros. Las aseguradoras ajustan sus precios en función de la siniestralidad de años anteriores, lo que significa que, en años de altos siniestros, los precios tienden a subir. “Las compañías de seguros ajustan sus primas en función de la experiencia previa”, señala Laurlund. Este ajuste de precios refleja no solo la experiencia local, sino también las tendencias globales, ya que muchas compañías dependen de reaseguradores internacionales para mitigar sus riesgos.
El cambio climático ha transformado el mercado de seguros, haciéndolo cada vez más volátil. “El mercado del seguro agrícola se apalanca en los reaseguradores, que asumen parte del riesgo”, explica Laurlund. Sin embargo, la volatilidad del clima y los malos resultados financieros de los últimos años han hecho que muchas aseguradoras reconsideren su participación en este sector. “El cambio climático ha hecho que este negocio sea cada vez más volátil y menos atractivo para las aseguradoras”, advierte.
Los desafíos del seguro agropecuario en Argentina
A pesar de la creciente conciencia sobre la importancia de asegurarse contra los riesgos climáticos, algunos sectores, como la ganadería, todavía no cuentan con un desarrollo significativo en el mercado asegurador argentino. Laurlund menciona que la falta de demanda es el principal obstáculo para la expansión de este tipo de seguros. “Nunca hemos recibido consultas sobre seguros para ganadería”, señala, refiriéndose tanto a la ganadería extensiva como a la intensiva.
La falta de interés en asegurar sectores como el ganadero se debe, en parte, a que los productores no perciben un riesgo lo suficientemente alto como para justificar la contratación de una póliza. “La percepción de que el riesgo es bajo hace que los productores no busquen asegurarse”, explica Laurlund. Esta tendencia ha limitado el crecimiento del mercado de seguros para este sector, lo que contrasta con el aumento de la demanda de seguros para cultivos tradicionales como cereales y oleaginosas.
Proyecciones para el futuro del seguro agropecuario
A pesar de los desafíos, Laurlund ve un futuro en el que los seguros agropecuarios seguirán siendo una herramienta esencial para mitigar los riesgos climáticos y de mercado. Sin embargo, no prevé grandes innovaciones en el corto plazo. “Veo un panorama conservador en los próximos años, sin nuevos desarrollos de coberturas paramétricas o de multirriesgo”, señala. Esto se debe a la dificultad de gestionar los riesgos sistémicos, como las sequías, que las aseguradoras y reaseguradoras consideran demasiado impredecibles y costosos de cubrir. De hecho, la sequía ha sido catalogada como un “riesgo sistémico” que las aseguradoras prefieren evitar.
El enfoque conservador de las aseguradoras refleja una necesidad de estabilidad en un mercado cada vez más volátil. “La volatilidad del clima y los malos resultados de las últimas campañas han llevado a que cada vez menos operadores se sumen al negocio”, advierte Laurlund. Esto significa que el número de jugadores en el mercado podría disminuir en lugar de aumentar, lo que a su vez podría limitar las opciones disponibles para los productores agropecuarios.
A nivel global, el cambio climático sigue presentando un desafío monumental para la industria de los seguros. La frecuencia y severidad de los fenómenos climáticos extremos, como huracanes, incendios forestales e inundaciones, no solo afecta a las propiedades aseguradas, sino que también contribuye a una mayor siniestralidad general en el sector. “El cambio climático genera un montón de otros daños, no solo a los cultivos, sino a propiedades, vehículos y otros bienes. Esto afecta las primas de seguros en todas las áreas”, señala Laurlund.
A pesar de estos desafíos, Laurlund es optimista en cuanto a la capacidad de adaptación de las aseguradoras. Asegura que, aunque el negocio agrícola es uno de los más riesgosos dentro del mundo de los seguros, las compañías como Allianz continuarán buscando formas de mitigar estos riesgos. “El cambio climático es un desafío, pero también una oportunidad para que las aseguradoras innoven y se adapten a las nuevas realidades del mercado”, concluye.